Hablemos del feedback

por

Rosana Laureyro

*Coach Ejecutiva, Mentora en Desarrollo Profesional, Contadora Pública- Auditora

Atendiendo a la necesidad del profesional de hoy, Errepar pone a disposición nuevas herramientas para que puedas implementarlas en tus tareas laborales de forma cotidiana.

Sabemos que dar feedback es beneficioso: saber qué piensan de la tarea que realizamos, lo que fue muy bien, lo que debemos mejorar. Sin embargo… ¿recibimos feedback? ¿lo damos?

En general… mucho menos de lo que nos gustaría. Queda para cuando tenga tiempo (¿?) Para más adelante (¿?). Cuando junte varios temas (¿?)

Si alguien generó una información que tuvo errores, ¿cómo se va a corregir si no lo indicamos?

Si alguien tiene una actitud que está provocando malestar en el equipo, ¿cómo se va a resolver si no se lo decimos?

Si alguien está haciendo bien su trabajo, ¿cómo va a mantener ese nivel si no lo reconocemos?

¿Qué podemos hacer para darle real importancia a dar feedback?

  • Hacé lugar en tu agenda: calendarizalo. Tiempo para reunirte con tu equipo y con cada uno: sin las personas, no hay resultados. Demostrá que estás para ellos. Nadie puede justificar que no tenga una hora cada 15 días para hablar con su equipo (y dudo mucho, que no tenga temas para ello). O que cada colaborador no merezca hora por mes. Nota si estás en “nada”, algo va a ser mejor que cero.
  • Preparalo (y preparate): datos concretos en relación a su trabajo (dejá de lado las generalidades): lo bueno, lo que tiene para mejorar. Los resultados que se dieron a partir de su tarea. Un momento de encuentro, sin interrupciones. Que se puedan plantear objetivos de desarrollo. Nota ¿te cuesta? Practicá. Armate una guía con los puntos que quieras tratar.
  • Generá espacio para que el otro de su punto de vista: que cuente su parte de la historia. Hacele preguntas que lleven a que explique por qué hizo tal o cual acción. Cuál fue su análisis y los datos en los cuales basó sus decisiones. Podés llegar a descubrir que le faltaba información, que había situaciones que no conocía. Nota afiná tu escucha. ¡no interrumpas!
  • ¿Qué más? Gestioná tu emoción: en general, lo bueno sale fácil. La incomodidad se nos presenta cuando estamos enojados, cuando hubo un error, cuando la otra persona “es conflictiva”, cuando ya vamos con esa etiqueta que condicionará cómo estamos frente al otro (nos demos, o no cuenta). Elegí el momento y lugar adecuados para llevar a cabo ésta conversación (hay conversaciones que se diseñan).

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